

En un fallo que marca un punto de quiebre institucional, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ratificó este martes la condena contra Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad, al rechazar de manera unánime el recurso extraordinario presentado por su defensa. La decisión, firmada por Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz, deja firme la pena de seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, a menos de una semana de que la ex mandataria anunciara su candidatura a diputada bonaerense.
La resolución se conoció tras una reunión extraordinaria convocada para las 16 horas. Con solo tres ministros en funciones, el fallo requería unanimidad para evitar la convocatoria de conjueces. Rosatti y Rosenkrantz ya habían votado con antelación, y fue Lorenzetti quien completó la mayoría necesaria para convalidar la sentencia dictada en diciembre de 2022 por el Tribunal Oral Federal N.º 2.
En el texto, la Corte afirma que no se verificaron violaciones al debido proceso ni arbitrariedad en la sentencia original, aunque ignora los planteos de la defensa sobre violaciones al principio del juez natural, la falta de imparcialidad de los magistrados, y la manifiesta utilización política del proceso judicial. También desestima que se haya lesionado el derecho a la defensa, pese a que el juicio estuvo plagado de irregularidades y presiones mediáticas.
Con esta decisión, el máximo tribunal activa una proscripción de hecho contra Cristina Kirchner, impidiéndole competir en las elecciones del 7 de septiembre por la Tercera Sección Electoral bonaerense. El fallo se inscribe en una secuencia sistemática de persecución que ya ha sido denunciada ante la Corte Penal Internacional y organismos de derechos humanos como parte de un patrón de lawfare en la región.
La ratificación de la condena no solo afecta a una figura política clave, sino que sienta un precedente peligroso: el uso del Poder Judicial como herramienta para redefinir el mapa político por fuera de las urnas. En palabras de Cristina: “Si tan terminada estoy, ¿por qué no me dejan competir y me derrotan políticamente?”. La respuesta de la Corte es clara: porque el poder real prefiere proscribir antes que perder.