

Desde el PJ Nacional publicaron un recordatorio que nombra sin eufemismos lo que la reacción siempre intentó blanquear: “Una vez, en nombre de la libertad, bombardearon a su propio pueblo, dieron un golpe de Estado, derogaron una Constitución por decreto y quisieron borrar el nombre del peronismo de la memoria popular. Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”, sostuvieron desde la entidad partidaria. Ese es el corazón del problema nacional: cuando la Patria peronista avanza, los mismos de siempre responden con metralla, proscripción y miseria planificada.
El 16 de Septiembre de 1955, el día que bombardearon la Plaza de Mayo no fue un episodio aislado: fue la doctrina del gorilaje, ayer con aviones y hoy con tarifazos, endeudamiento y odio de clase. Cambian las formas, no el objetivo: quebrar a la columna vertebral del Movimiento y desorganizar a la comunidad. Nuestra respuesta también es la de siempre: unidad, lealtad y conducción. Memoria, Verdad y Justicia no son consignas vacías: son el programa mínimo de la liberación nacional.
Que nadie se confunda: la historia no se negocia con los negacionistas ni se terceriza en comentaristas del poder. Se defiende en la calle, en la fábrica, en la universidad y en cada unidad básica. A los que bombardearon al pueblo en nombre de una falsa “libertad”, les oponemos la libertad concreta del peronismo: trabajo, pan, escuela, salud, soberanía. Porque el peronismo no pide permiso para existir: existe porque el pueblo lo necesita. Y mientras haya memoria y organización, jamás podrán borrarnos.